Ciruelas colgantes disfrutando de la luz del sol
“¡Ay, qué maravilla!” La gente nunca deja de admirar, sonreír e aun suspirar, encantados y abrumados por su elegancia. Los lentes de las cámaras ocupadamente haciendo zoom y los disparadores, clic. Un visitante no japonés está mostrando y reportando la belleza a alguien por teléfono. No es un jardín enorme, y no puedes quedarte en el mismo lugar, pero definitivamente es un espacio vernal agridulce, enriquecido por el susurro de los arroyos cercanos y los vuelos jubilosos y las canciones alegres de los pequeños Ojos Blancos.
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