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Unos cuentos del templo
Un día, un maestro budista llamado Gensan entró en la cadena montañosa de Nishiyama (literalmente Montaña del Oeste). Esperaba que encontrara un santuario. El sendero de la montaña era muy empinado y él decidió tomarse un descanso. Mientras descansaba, una deidad en la figura de anciano apareció y dijo: "Este es un lugar sagrado, y yo soy el dueño. Si construyes un templo aquí, te daré la tierra y protegeré el dharma de Buda para siempre". Dicho esto, desapareció. Fue en 1029, y Gensan tenía 47 años.
Pues decidió el maestro seguir la propuesta del anciano. Pero se enfrentó a un gran problema. El suelo era tan rocoso y duro que la nivelación era casi imposible. Estaba desanimado y frustrado. Luego, esa noche tuvo un sueño, en el que apareció un sacerdote y dijo que lo ayudaría. En la noche siguiente, una gran manada de jabalíes acudieron al sitio y comenzaron a aplanar la tierra. Gracias a los animales que utilizaron sus colmillos para perforar las rocas y piedras, se arrasó el terreno ¡rápidamente en una noche! (ya sabes, es una historia.) Allí construyó Gensan un templo y lo llamó Hokkein.
Ahora edificado el templo, el maestro se aisló en una cueva y comenzó su oración deseando que las enseñanzas de Buda se extendieran entre mucha gente. Oraba y oraba. Al séptimo día, apareció un demonio e intentó perturbar su determinación con una tormenta masiva. Pero él se mantuvo firme, en el estado de samadhi, con una espada y las cuentas en sus manos y el mantra de Kujaku Myōō (Mahamayuri), uno de los protectores del budismo, en su boca. Finalmente, el demonio se rindió, dijo que se convertiría en protector del dharma y desapareció. Este exacto sitio se llama la "Cola de un Demonio".
Gensan también realizó un rito para invocar la lluvia durante las sequías. Una leyenda dice que apareció un dragón azul trayendo lluvia y se construyó un santuario para la deidad en este lugar, que se convirtió en el santuario de Bezaiten en 1872. Por cierto, se dice si alguien pide lluvia en la "Cola de un demonio", las nubes saldrán inmediatamente y echarán agua (Ootra vez, es sólo una historia).
De flores magníficas a las silvestres desconocidas
Sí, hay muchos templos y santuarios famosos por las flores específicas. Pero hay pocas (¡excepto los jardines botánicos!) que realmente brinden un impresionante catálogo de plantas y árboles para el puro placer de ver. En marzo, las flores de Ume (albaricoque japonés) comienzan el calendario anual de flores. De abril a mayo es la temporada de Shidare Zakura (Cerasus spachiana), especie de flor de cerezo con ramas suaves y flexibles. Luego, rododendros, peonías y azaleas. A mediados de junio hasta principios de julio, veinte especies de hortensias (un total de 7000 raíces) en azul, púrpura claro y rosa decoran magníficamente todo el jardín que mide 9900 metros cuadrados. En agosto, un Sarusuberi o mirto de 150 años florece. Septiembre y octubre son los tiempos para que florezca Shūmei Giku o la anémona japonesa. De noviembre a principios de diciembre, los árboles arden con vívidas hojas rojas y amarillas. Además de los enumerados, hay diversas plantas y flores silvestres que reclaman modestamente su lugar en las esquinas y bordes de las carreteras dentro de las instalaciones del templo.
¡Uy! No olvides revisar esto. Llamado Yū Ryū No Matsu, que literalmente significa "Pino del Dragón Deslizante", es un famoso Goyō Matsu (pino de cinco agujas) de 600 años. ¿Por qué el nombre? Pues visto este desde un poco lejos, parece un dragón que se extiende. Mide 37 metros (más de 50 metros antes de una enfermedad de las plantas en 1994) de longitud y está catalogado como monumento natural nacional.
Otro placer para tus ojos es una vista panorámica perfecta de la ciudad de Kioto y el monte Hiei. Respirando el aire montañoso puro y refrescante a través de las narices, puedes disfrutar de una extensión completa de la antigua capital. ¡No es tan malo para aquellos que desean aplicar una vista panorámica a su vida cotidiana bulliciosa!
Templo de peregrinación Kannon protegido por emperadores
Cada templo tiene su imagen principal, y la del Templo Yoshimine es Senju Kannon o Avalokitesvara con mil brazos. Formando uno de los Saigoku Sanjū Sanka Sho (los treinta y tres sitios de peregrinación de Kannon en Kanasai), este se ha numerado 20. A medida que la fe en Kannon se hizo popular, el templo gradualmente ganó prestigio. Después de que el emperador Goichijō ofreció el nombre actual del templo, los emperadores posteriores comenzaron a apoyarlo. Muchos miembros de la familia imperial convertidos en monjes vinieron a vivir al templo, y el número de sus residencias superó los cincuenta en el período Muromachi (1334 - 1573). Pero se acabó el auge, con la destrucción de una significativa parte del templo por la Guerra de Ōnin (1467 a 1477).
No fue hasta el período Edo (1603-1867) que el templo se restauró. Una monja llamada Keishōin, madre del quinto shogun Tokugawa Tsunayoshi, reconstruyó la mayoría de las estructuras, incluidas las salas Kannon y Homa. La pagoda de varios pisos, dedicada nuevamente en 1621, es la más antigua que existe hoy y ha sido incluida en la lista de Importante Patrimonio Cultural de Japón. El rollo de la imagen de Atavaka (uno de los reyes de la sabiduría budistas) creado en el Período Kamakura (1192-1333) también se ha registrado en la misma lista. Las dos mandalas de propiedad del templo se especifican como bienes culturales de Kioto.
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